1826-1876
El nacimiento de México como país independiente enfrenta serias dificultades para estructurar un sistema político, económico y social. Desde estructuras monárquicas hasta repuplicanas, centralistas o federalistas la nación sufre constantes pugnas por el poder personificadas en Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Ana, Benito Juárez, Maximiliano, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz.
Las constituciones de 1824, 1857 y Las Leyes de Reforma buscan crear un país sólido, pero la ambición interna y externa, -la guerra contra Estados Unidos (1847) y la Intervención Francesa 1865-67)-, obstaculizan ese ideal. Sin embargo, esa codicia por el poder permite el surgimiento en la prensa de la caricatura medio a través del cual son criticados los excesos de los políticos, caciques, curas y dictadores.
En 1826, el italiano Claudio Linati introduce la litografía al país, imprime el periódico El Iris, que publica el mismo año con la que sería la primera caricatura política titulada Tiranía. Al paso de los años surgen publicaciones cuya herramienta principal es la sátira caricaturesca: Don Bulle Bulle (1847), con caricaturas del primer grabador que firma sus trabajos: Gabriel Vicente Gahona "Picheta". Estas son algunas de las publicaciones que destacan: el bisemanario El Calavera (1847); El Tío Nonilla (1849-1850); El Gallo Pitagórico (1845, primera edición y 1857, segunda edición); La Patsa de Cabra (1856-1865).
La escasa libertad de imprenta practicada durante la dictadura de Antonio López de Santa Ana motivó, por temor a la represión, que los caricaturistas no firmaran sus trabajos. Gracias a la aparición del periódico La Orquesta (1861-1877) y a la libertad de expresión respetada por Benito Juárez, los caricaturistas Constantino Escalante, Santiago Hernández, Alejandro Casarín, Jesús T. Alamilla y José María Villasana, logran firmar sus dibujos, lo cual los convirtió en los "padres de la caricatura mexicana".
La Orquesta es considerada como la publicación más importante de este periodo; sus temibles caricaturas, criticando tanto a los liberales como consevadores y al clero, son un ejemplo de la libertad de que gozaron los cartonistas. Las páginas de este bisemanario ilustran fielmente acontecimientos como el Imperio de Maximiliano y el triunfo del Ejército Liberal con el fusilamiento del emperador; el regreso de Juárez y la "répública restaurada"; el autoritarismo y las reelecciones del abogado oaxaqueño; la ambición por el poder de Porfirio Díaz y SEbastián Lerdo de Tejada.
La muerte de Juárez en 1872 lleva a Lerdo de Tejada a la presidencia; éste se propone hacer efectivas la Constitución de 1857 y Las Leyes de Reforma, además de la reconstrucción económica a través de la inyección de capitales. Las acciones tomadas por Lerdo de Tejada, así como las del joven Porfirio Díaz, fueron registradas magistralmente por el caricaturista José María Villasana en el periódico El Ahuizote 1874-1876).
Porfirio Díaz asume la presidencia en 1876. Su intolerancia hacia la crítica obliga a la desaparición de El Ahuizote, hecho que marcó el fin del periodo en que se consolida la caricatura mexicana: 1826-1876.
La gráfica durante el Porfiriato
1876-1911
El 28 de noviembre de 1876, Porfirio Díaz llega a la presidencia. El "Plan Tuxtepec" y su triunfo en la batalla de Tecoac, precipitan el exilio de Sebastián Lerdo de Tejada. Díaz triunfa en las elecciones para el periodo 18776-1880. El ansia de poder lo lleva a convertirse en el terrible dictador que por más de treinta años soportó el pueblo mexicano. Hombre astuto y tenaz, Porfirio Díaz sostiene en escencia las mismas ideas de Juárez: progreso basado en la confianza al mestizaje y al capital extranjero.
Díaz pacifica al país por determinado tiempo, durante el cual logra la construcción de una extensa red de comunicaciones (puertos, ferrocarriles y telégrafos) y crea la infraestructura de una fuerte economía minero-agrícola de exportación. Ese progreso se sustenta en la concentración absoluta del poder, cuyos principales piares son los caciques, los hacendados y el clero. La centralización; el modelo cultural inspirado en Francia; la ausencia de partidos políticos organizados; y la acumulación de riqueza en un reducido grupo de mexicanos y extranjeros, despierten el descontento de una clase media ilustrada incapaz de ignorar más la miseria y la sed de justicia del pueblo.
En medio del anonimato los caricaturistas -con sus dibujos como armas-, ayudan al movimiento contra la dictadura. Las constantes persecuciones que padecen las publicaciones con caricaturitas no logran acallar la feroz crítica a Díaz. La Cantárida y El Quixote (1879), con caricaturas de Gaitán, La Patria Festiva (1879), con caricaturas de Lira en sus páginas, resultan casi inofensivas con la aparición del semanario El Hijo del Ahuizote (1885-1903) y sus caricaturistas Daniel Cabrera "Fígaro", Jesús Martínez Carrión y Álvaro Pruneda. Durante ocho años, redactores y caricaturitas enfrentan la intolerancia de Díaz. Sin embargo, ni las amenazas ni la cárcel terminan con esta publicación.
Al paso de las sucesivas reelecciones, se estrecha más la libertad de expresión. Aún así, los caricaturistas Daniel Cabrera y Martínez Carrión continúan su actitud opositora dirigiendo El Ahuizote Jacobino (1904-1905) y El Colmillo Público (1903-1906).
El aparentemente grabador de nota roja, José Guadalupe Posada se une a los periodistas críticos. publica en el Gil Blas Cómico (1895-1897) y El Diablito Rojo (1906-1910), siguiendo la escuela de Manuel Manilla. Sus calaveras, fiel imagen del pueblo, se conocen por medio de hojas volantes y cuadernillos que circulan de un lugar a otro. En consecuencia, las muestras de descontento se extienden por todo el país. Por otra parte, la avanzada edad de Díaz y su terquedad por permanecer en el poder en medio de una fuerte crisis económica (1907), éstas fungen como detonantes para el inicio de la lucha armada y un movimiento encabezado por Frnacisco i. Madero en 1910.
El cartón en la Revolución
1911-1934
En mayo de 1911 Porfirio Díaz es desterrado y Francisco León de la Barra ocupa la presidencia hasta que Francisco I. Madero gana las elecciones. Romántico en sus concepciones políticas enfrente el error de nombrar en su gabinete a "porfiristas reconocidos". por su lado, Zapata lo desconoce lanzando "El Plan de Ayala". Consecuentemente, se multiplican las reveliones en todo el país. La inestabilidad del gobierno de Madero es duramente denunciada por la prensa satpirica en Multicolor (1911-1914) al frente.
Cada error de Madero es terriblemente ridiculizado por los pinceles de García Cabral, Atenedoro Pérez y Soto, Canta, Santiago R. de la Vega y Clemente Islas Allende. Los caricaturistas Pruneda (Sr., Álvaro y Salvador, hijo), hacen lo propio en Tilín-Tilín (1911). La libertad de que gozan los dibujantes se trunca con los asesinatos de Madero y Pino Suárez en 1913. Así el rechazo generalizado a la dictadura de Victoriano Huerta y los levantamiento armados, terminan en 1914 con el gobierno usurpador. Nuevamente, los caudillos revolucionarios se disputan el poder. Así, Venustiano Carranza ocupa la silla presidencial. En 1917, se proclama la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y nace el diario Excélsior, un año antes apareció El Universal.
En 1920, con el inicio del ciclo corto de la revolución mexicana se atestigua el asesinato de Carranza y Álvaro Obregón ocupa la titularidad del ejecutivo. Por su parte se fortalecen los periódicos de gran formato y en sus páginas aparecen historietas como El Chupamirto de Jesús Acosta Cabrera. Onregón intensifica la reconstrucción nacional, crea el sistema bancario y organiza a los obreros por medio de centrales como la CROM, asegurando así su control.
En 1924, Plutarco Elías Calles es elegido presidente y una vez más la censura se instala como política gubernamental. El caricaturista Juan Arthenack logra deslizar su crítica en Tu-Tan-Kamen (1924), al igual que José Clemente Orozco a través de El Machete (1924-1938). Diversos problemas de carácter socio-político desencadenan la guerra cristera y el rompimiento del Estado con la Iglesia. La lucha por la sucesión presidencial alcanza su máxima crudeza con el asesinato de Álvaro Obregón, candidato electo para el periodo 1928-1932.
Calles funda el Partido Nacional Revolucionario para asegurar su influencia y la transmisión pacífica del poder. Sucesivamente, desfilan por la presidencia Emilio Portes Gil, Pascual Ortíz Rubio y Abelardo Rodríguez, a este periodo se le conoce como Maximato. El fortalecimiento de las instituciones y de los diarios de circulación nacional inlfuyen en la vida política del país. Periódicos como La Prensa, El Nacional, El Universal y Excélsior, ubican a los caricaturistas en las páginas editoriales.
De esta forma nace el llamado Cartón Editorial. Destacan Andrés Audiffred, Ángel Zamarripa "Fa-Cha" y "El Chango" García Cabral, quien junto a Manuel Horta dirige El Fantoche, "el semanario loco" (1929-30), que además, de El Turco (1931) son las pocas publicaciones satíricas en el Maximato. Por El Fantoche desfilan las plumillas de Guerrero Edwards, Cadena M, Inclán y "El Chamaco" Miguel Covarrubias.
Los moneros
1934-1965
El gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) inaugira la aplicación del Plan Sexenal. Se caractreriza por una política a favor del pueblo que lo dota de un fuerte respaldo del mismo, lo cual le permite la nacionalización petrolera y ferroviaria. Cárdenas apoya, tanto al obrero (se funda la CTM, con Vicente Lombardo, en la Secretaría General), como al campesino (nació la CNC). Tolera las críticas de los caricaturistas De Mora, López Ramos y Reyes en El Tornillo (1938). Otorga asilo a los caricaturistas españoles Ernesto Guasp, Bartoli, Ras, Rivero Gil y Ángel Rueda.
Crea la Productora e Importadora de Papel, S. A., (PIPSA), la cual le permite al gobierno de Ávila Camacho (1940-46) controlar los medios impresos. Producto de ese control el humor blanco se instala en los periódicos y revistas. Don Timorato (1944-48) destaca gracias a sus colaboradores Arias Bernal, Rafael Freyre, Audiffred, "Kascabel", Mier Bismarck, Abel Quezada, Huici, Jorge Carreño, Alberto Isaac y Leonardo Vadillo.
Los subsecuentes gobiernos: Miguel Alemán (1946-52); Adolfo Ruíz Cortines (1952-58); Adolfo López Mateos (1958-64); Gustavo Díaz Ordaz (1064-70), estructuran un México basado en el nacionalismo, el crecimiento económico, el desarrollo del mercado interno, la industrialización y la estabilidad polítca, aparentemente.
Acorde con esa situación las plumas de Rius, Beltrán, David Carrillo, "el Nene", Castrux, Juan Ramírez, Héctor Valdés, Berber, Sergio Aragonés, W. Martínez, Carlos Dzib, Helioflores, Heras, AB, Naranjo, Vic, Matz, Ruizte, Rossas, Vázquez Lira, Iracheta, Magú, Marino, Borja y Ram, entre otros, publican su crítica en Ja-Já (1954), Ahí va el golpe (1955), Los Supermachos (1962), El Apretado (1951-53), La Gallina (1959), El Mitote Ilustrado (1965-68, suplemento de Sucesos), El Universal (1916), El Sol de México (1965) y el Heraldo de México (1965).